Top Video

CÓMO NOS PROGRAMAN LOS DICHOS, CUENTOS E HISTORIAS

 Ni colorín ni colorado, el cuento no se ha acabado. Mario Benedetti 

Dra. Bethania Escotto - Dr. Melvin Ruiz
¡Mira el video!

Los seres humanos somos por naturaleza, amantes de las historias. Desde siempre, los han sido una de las maneras más efectivas de transmitir conocimientos y valores de generación a generación. Y es que, los relatos nos inspiran, emocionan y mueven a la acción de una forma muy natural.

Los relatos e historias nos ayudan a dar sentido a la información que recibimos. De ese modo el cerebro los asimila con mayor rapidez y fluidez.

Sin embargo, los dichos, refranes e historias también nos van programando a través del tiempo. Sobre todo, aquellos que seguimos repitiendo y perpetuando. Vale decir que, con frecuencia esta repetición va convirtiéndose en el caldo de cultivo para una serie de creencias limitantes que van moldeando nuestras acciones y resultados a lo largo de la vida.

Un par ejemplos de dichos cuestionables

La curiosidad mató al gato. Este dicho tan popular lo considero un atentado terrorista contra la curiosidad natural del ser humano, vital para nuestro desarrollo y disfrute en todos los aspectos de la vida.

Frase de Albert Einstein: No tengo talentos especiales, pero sí soy profundamente curioso.

Más vale malo conocido que bueno por conocer. Más vale pájaro en mano que cientos volando. El que nace para martillo, del cielo le caen los clavos. Todos estos alientan al conformismo con una gran maestría.  Y no falta quien los repita como un modo de justificar la falta de ambición y de proactividad en la vida.

En palabras de Jim Hightower «Lo contrario para el valor no es cobardía, es la conformidad.

 ¿Y qué me dices de Los cuentos? Esos cuentos de princesas en los que la pobre y sufrida cenicienta tiene que ser rescatada por el príncipe rico por supuesto. Telenovelas, canciones corta venas de celos y dependencia emocional etc. Así crecimos y muchas veces no hicimos a tiempo la tarea de discernir claramente entre la fantasía y la realidad.

¿Para qué nos sumergimos en ese mundo de culebrones?

En realidad, tiene su gratificación a corto plazo, ya que nos sentimos atraídos de una forma a veces hasta adictiva a las emociones que nos provocan las historias que nos cuentan. Y de paso, escapamos de una realidad que bien gestionada podría superar por mucho cualquier fantasía.

¿Qué podemos hacer para contrarrestar el efecto y reprogramarnos?

Cuestionar, por ahí hemos de comenzar. Diferenciar los mensajes y creencias que podría entrañar cada dicho e historia en sus diferentes formas. Filtrar, tomar y dejar ir. Desarrollar un pensamiento crítico para poder separar el grano de la paja.

Analizar de qué manera hemos sido influenciados por algunas de las creencias limitantes que sutilmente hemos heredado, hacernos consciente de ello nos abre la puerta para la creación de una nueva realidad.  

Continuar disfrutando de esos momentitos de fantasía inocua. Después de todo, una canción corta venas en un karaoke no te hará ningún daño si te ríes de ti mism@ y la sueltas. Llorar a moco tendido en el cine un domingo en la tarde y luego salir a comentar con alguien los detalles de la película, eso es de vivos.

Mi winner, sigue contando viejas historias, inventa otras nuevas, propaga sabiduría en frases cortas, ponle alas a tu imaginación. Nadie ha logrado una vida de abundancia y felicidad sin primero haber fantaseado con ello.

Disfruta de esa capacidad creativa que ha puesto Dios en ti para transcender con tu narrativa inigualable. Pero recuerda, sobre todo, vivir tu propia historia.

Dios contigo...

¿Te ha gustado este artículo? 

¡Compártelo con los tuyos! 


¡Hay mucho más para ti en la web!