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¡HAZ LO QUE TE DÉ LA GANA!


¡MIRA, HAZ LO QUE TE DÉ LA GANA!


Dra. Bethania Escotto
¡Mira el video!

Dime: ¿Alguna vez te ha pasado que te sientes como abarandad@ (como decía mi madre) y dices ¡ya me cansé, desde hoy voy a hacer lo que me dé la gana, lo que me salga del forro! Jeje y quién no…

Empecemos por esto:
¿Qué significa la palabra gana o ganas?

Significa deseo, voluntad de hacer o de que ocurra algo. Tengo muchas ganas de esto o aquello. Eso que te vino a la mente es solamente una de las tantas cosas a que nos referimos.

Uno de los sinónimos es avidez. Dicen los mexicanos hay que echarle ganas. Hay que ponerle ganas. Yo lo definiría como un deseo entusiasta.

Claro que al igual que con la palabra deseo, puedes decir yo hago lo que me da la gana queriendo decir que haces lo que se antoja, sin consideración alguna. El sentido se lo das tú.

Ahora acá entre tú y yo, independientemente del término que uses, tú sabes muy bien que no es lo mismo hacer lo que se te antoja que hacer lo que de verdad quieres.

¿Cuál es la diferencia?

Un antojo suele ser algo caprichoso, que no tiene razón de ser, se me antoja porque sí. Puede ser placentero y hasta inofensivo siempre que no haga ningún daño ni domine nuestra vida.

Hay antojos que son para cumplirlos, otros para posponerlos y otros para simplemente dejarlos pasar. Si se te antoja dar un paseo, por ejemplo, podría ser una delicia, a menos que sea justo a la hora que tienes una entrevista de trabajo o algo así.

En ese caso lo que se te antoja te estaría alejando de lo que realmente quieres. Por cierto hay antojos que son solo una forma de evadir aquello que de verdad quieres pero que te da miedo.

En fin, hacer lo que te da la gana no es un “se me ocurre y hago” eso sería solo una esclavitud. Es más bien decidir conscientemente entre sí o no, entre esto o aquello.

Hay una etapa de la vida, sobre todo en la adolescencia en que nos vamos al extremo porque necesitamos demostrar que podemos hacer lo que nos da la gana. 

En tales casos de lo que se trata es de demostrar que podemos hacer lo que los demás creen que no nos atreveríamos a hacer.

Ahora según maduramos, vamos conociendo lo que es el balance, el encanto de la sutileza, el poder ser nosotros mismos sin hacer tanto ruido, como hablábamos en el artículo ¡Y yo qué tengo que demostrar!

Ya sabemos que hay personas que llegan a la adultez sin haber superado esa etapa. Pero hoy es el día mi gente, voy a ti.

Y bien ¿Cómo sabes cuando estás haciendo con tu vida lo que se te antoja o lo que te da la gana de verdad?

1-Cuando sabes lo que quieres. Si no sabes lo que quieres, vas a tientas haciendo lo que se te ocurre sin llegar a ningún lado. Cuando sí sabes, entonces eliges.

2-Cuando eres responsable tanto de tus acciones como de sus resultados. Como dicen una cosa trae la otra. .Asumes tus resultados como lo que son, los disfrutas o los superas según sea el caso e igual aprendes de ellos.

3-Cuando lo que haces va de la mano con lo que realmente deseas para tu vida. Hay armonía, coherencia entre lo deseas y lo que haces.

4-Cuando sabes soltar todo lo que te frena, lo que te aleja de lo que de verdad quieres para ti, aunque se te antoje. Aplica a objetos, personas, pensamientos, hábitos, lo que sea…

5-Cuando sabes lidiar con la crítica o el juicio de los demás. Esto no falla, hagas lo que hagas y mientras más significativo sea, más grande será la crítica, el juicio o las reacciones.

Por eso, damos y hacemos lo mejor y dejamos el resto al Dios que conoce el panorama completo.

6-Sabes que estás haciendo lo que te da la gana con tu vida: Cuando escuchas y aprendes de los demás sin sentirte obligado a seguir los pasos de alguien que no usa el mismo número de zapatos que tú (sé que me entiendes).

7-Cuando estás ejecutando el AMAR como verbo, por ti y por tu prójimo. El amor es el deseo más intimo del ser humano y eso te incluye.
Porque de amor fuimos hechos, porque ese es nuestro fin y nuestro mayor anhelo. Por eso cuando amamos y nos dejamos amar, estamos haciendo lo que nos da la gana.

Steve jobs decía: Cada día me miro en el espejo y me pregunto ¿si hoy fuese el último día de mi vida, querría hacer lo que voy a hacer hoy? Si la respuesta es “no” durante demasiados días seguidos, sé que debo cambiar algo.

¿Y tú, qué es lo que realmente quieres hacer con tu vida?

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